La Dislexia es un trastorno de base neurobiológica que produce una dificultad para la lectura entre otras, a continuación te explicaré mejor a qué procesos puede afectar la dislexia y qué mitos de la «sabiduría popular» debemos desterrar aquí y ahora. Trataremos de definir en qué consiste este trastorno y a quién afecta.
Antes de entrar en materia, me gustaría que supieras que la dislexia no está relacionada con la capacidad intelectual, no se trata de niñ@s menos inteligentes, y además requiere siempre, siempre, de una evaluación específica para cada caso y de una intervención que debe ser diseñada de forma individualizada.
Ahora sí, vamos a definir qué es la dislexia, se trata de un trastorno que surge de forma inesperada, se caracteriza porque es de curso crónico y el niño o la niña que lo padecen no muestran otros síntomas. Es consecuencia de un déficit en el componente fonológico del lenguaje o dicho de otra forma, hay zonas del cerebro que no funcionan correctamente:
. Circunvolución temporal superior, ubicada en el área parieto-temporal donde se ubican las representaciones fonológicas. permiten a la persona descomponer las palabras en sílabas o sonidos y vincularlos a los grafemas (letras).
. Área de Broca, se encuentra en la circunvolución frontal inferior izquierda e interviene en la producción de las palabras. Además se relaciona estrechamente con la memoria de trabajo que nos permite retener la información durante el tiempo suficiente (unos segundos) y operar mentalmente con ella, de esta forma organizamos el discurso.
. La circunvolución fusiforme, ubicada en el área occipito-temporal, que nos permite almacenar las representaciones ortográficas, de esta forma cuando observamos un error detectamos inmediatamente que aquella palabra está mal escrita.
¿Por qué te cuento esto? ¿Qué utilidad tienen estos nombres de partes del cerebro en la vida cotidiana? Pues bien, no es necesario que te los aprendas ni mucho menos, sólo quédate con que el cerebro se encuentra especializado en ciertas tareas según su área y que mediante pruebas de neuroimagen, resonancia magnética principalmente, hemos podido observar que existe una disfunción en estas áreas que afectan a estas funciones en personas con dislexia. Al tratarse de la anatomía del cerebro y de algo que no funciona correctamente es posible que te ayude a comprender que las dificultades relacionadas con este trastorno no se deben a que estas personas no se esfuercen lo suficiente.
Su prevalencia es muy alta, se estima entre el 5 y 17% por lo que en cada aula podríamos encontrar entre 1 y 3 niñ@s con esta dificultad. Otra característica es que afecta por igual a hombres y a mujeres. Debido a esta alta prevalencia es uno de los trastornos más estudiados y gracias a ello contamos con herramientas de evaluación y tratamiento con base científica. Sabemos que el tratamiento funciona, de hecho los efectos del tratamiento también son visibles en pruebas de neuroimagen y podemos afirmar que los efectos se mantienen hasta 5 años después de acabar la intervención.
Estas pruebas de resonancia magnética no son necesarias para diagnosticar la dislexia, sólo se utilizan en el campo de la investigación, no obstante, gracias a ella existe un amplio cuerpo de conocimientos que nos brindan la oportunidad de mejorar la capacidad de aprendizaje de muchos niños y niñas que hoy tenemos en nuestras escuelas.
Actualmente sabemos también que el proceso de aprendizaje de la lectura se desarrolla mediante un modelo de doble vía que se compone de una ruta fonológica y una ruta léxica. Antes de que se desarrollen estas rutas, el niñ@ transita por una serie de estadios según su edad. Para resumir e ir al quid de la cuestión lo explicaré de la siguiente manera:
La ruta fonológica descodifica las palabras sonido por sonido /s/ /o/ /l/ = SOL
La ruta léxica es más rápida, ve la palabra SOL como un todo y lo asocia con su significado, una esfera brillante en el cielo que da luz y calor. Esta ruta, global, es lo que se va almacenando en nuestra «base de datos de palabras» y además permite que cuando incorporamos una nueva, sepamos como se escribe con su ortografía correcta.
Esta es la ruta más afectada en las personas con dislexia, por lo que la lectura se lleva a cabo empleando casi únicamente la ruta fonológica. Puedes hacer una prueba, lee este texto en voz alta:
«La lectura puede despertar una gran pasión en aquellas personas que la dominan. Cada libro puede convertirse en una ventana hacia historias fantásticas.»
Ahora te muestro otro texto con exactamente la misma estructura pero se tratan de leer pseudopalabras. Sólo podrás emplear la ruta fonológica:
«Ne potcari dicaz firtiges ibo friz juxor aw agiokkis midpomes tai ku fuboter. Kofi huzjo fibfi giexo vibxufoha im oha bigxihe hexika kafricae dibrexfovi.»
Espero que hayas podido comprobar que la lectura no es igual, al no tener estas palabras almacenadas en nuestra «base de datos» desconocemos como se pronuncian y su ortografía, ¿puedes imaginar el esfuerzo que hacen estas personas para leer o estudiar cualquier texto? ¿Podrías escribir de nuevo y sin cometer faltas de ortografía este mismo texto si alguien te hiciera un dictado?
Esta es la razón por la que los niños y niñas con dislexia lean más despacio y cometan más errores. No se trata de confundir derecha con izquierda y de que escriban las letras al revés, se trata de una afectación neuroanatómica que hoy sabemos que se puede trabajar y mejorar.
Próximamente abordaremos el tratamiento y el pronóstico de la Dislexia. ¡Hasta la próxima!
